Jengibre

El fin de semana pasado fue la famosa fiesta de Halloween. Yo asistí, con mis amigos montrealeses a una fiesta en casa de unos completos desconocidos que Simon conocía porque habían sido, en algún momento, compañeros de piso de un amigo suyo que ya no vivía allí. Random.


Los días previos a la efeméride, estuve comprando ropa de segunda mano para confeccionar el invento. Mis más allegados sabréis que tengo una ligera fijación con el personaje de Robin, compañero de fatigas de Batman (en latinoamérica el Chico Mursiélago). Con una camiseta roja, una verde que me venía ridículamente pequeña y un polo amarillo, Simon me confeccionó un atuendo de lo más pintón. Pero no todo el mérito es suyo, que yo mientras le ayudaba a sujetar la tela y le daba conversación amena.


Foto adecuada que robé de algún otro blog aleatorio


La fiesta fue fugaz y random. Con miedo de no coger el puntillo, en la pre party en casa de Philippe bebí con bastante rapidez. Lo que recuerdo de la fiesta no pudo durar más de media hora y comprende mi llegada y el paseíllo por la casa. Después, un poco de bailoteo (que Lidia Caro acertadamente describiría como «cuando ya estás acabado y esperas la llegada del SAMUR y no bailas, sino que te balanceas») y una breve pero animada conversación con una anglófona que decía hablar español a la que pregunté si era lesbiana y tras su afirmativa le solté que entonces seguramente le encantarían Tegan & Sara y que yo las amaba (ella también).


Las hermanas canadienses Tegan y Sara, ídolo lésbico donde los haya


Después de eso amanecí en un sofá de la casa, desierta pero con restos de la fiesta de la noche anterior por todas partes con una resaca monumental. Embargado por la vergüenza, decidí irme antes de que se levantaran los habitantes del lugar (tuve la suerte de que aún eran como las 7 de la mañana y la gente aún descansaba). Encontré mis cosas en la puerta de una de las habitaciones. Sorprendentemente estaba todo dentro: mi móvil, mi cartera, la cámara de fotos... Al dejarla la noche anterior en aquella habitación y en mi estado, en un momento de lucidez había tenido la certeza de que nunca más iba a ver algunas de aquellas posesiones, como en el Halloween que pasé en Ohio y perdí mi cámara. Con la peor de las resacas y por inercia, conseguí llegar a mi piso, donde vegeté hasta el día siguiente. Otro Halloween letal, me  prometo a mí mismo que la próxima vez no será tan destroyer.


El resto de la semana ha transcurrido sin demasiada novedad. En cuanto al tema clases, el número de alumnos sigue fluctuando mucho. Tuve un episodio muy à la Ted Mosby, profesor universitario cuando surgió en la clase una palabra de vocabulario que decidí apuntar en la pizarra. Veréis, mi sistema de dar clase hace mucho énfasis en la participación oral de mis alumnos y cuando salen palabras de vocabulario nuevas o interesantes, las apunto en la pizarra. Las que me producen dudas intento evitar apuntarlas (especialmente en cuanto a tema acentuación). Pues bien, sin ir más lejos, hablando de algo relacionado con Halloween, escribí en la pizarra la palabra «GENGIBRE». Me quedé mirándola unos segundos y la cambié de este modo: «GENJIBRE». Seguía sin estar muy convencido, y pensando, oh Dios mío, la están buscando en sus diccionarios pocket y en sus traductoras automáticas, porque esta gente, como ya sabéis, son auténticos friquis del español, y los del grupo avanzado realmente tienen mucho interés. Finalmente me vino la inspiración divina y lo cambié: «JENGIBRE». Su forma correcta. De todas formas, invadido por una sensación de pánico repentina borré la palabra y mencioné de pasada: «Da igual, no es una palabra importante» pasando rápidamente a otro tema.


Tras un fin de semana casero y de relax hoy he puesto en práctica una de mis costumbres norteamericanas favoritas: el brunch. En materia de brunches, la mejor opción es una cadena canadiense de origen montrealés llamada Chez Cora. La imagen del lugar es su propietaria original, una anciana de mejillas sonrosadas y sonrisa grapada a la cara que es muy el ideal de abuela que todos querríamos tener y que querríamos que nos alimentase con sus desayunos generosos. La historia cuenta que esta mujer, llamada Cora Tsouflidou, abrió en 1987 (el año en que nací yo) un snack bar en Montreal. A día de hoy la cadena cuenta con casi un centenar de franquicias en toda Canadá. Restaurantes muy family-oriented con nombres de platos escritos de manera naïf en tipografía lo ha escrito mi hijo de 6 años donde se pueden degustar platos hipercalóricos con bien de bacon crujiente mezclado con pancakes y salchicha y de repente piña y fresas para despistar al colesterol. Una fiesta aderezada con niños llorando all around y camareras con una sonrisa permanentemente en la cara.


Cora Tsouflidou, tiene mucha cara de ser súper simpática frente a las cámaras 
pero una auténtica tirana con sus trabajadores cuando no la están grabando.
Claro que sí, como todas las divas, que una no ha llegado a lo más alto
del mundo del desayuno para andar aguantando a nulos/as


Después de eso me he ido con mi amigo colombiano a dar un paseo por la zona, le he llevado hasta el Parc LaFontaine, un parque cercano a mi casa donde he hecho unas fotos de lo más chachis que colgaré en facebook y que tratan de retratar de manera muy amateur lo que es el otoño en Montreal. Esto es el otoño. Hojas por todas partes, frío y tímidos rayos de sol filtrándose entre los árboles. Sol sin calor. La verdad es que es un tiempo muy agradable y las ardillas han querido acompañarnos durante el paseo.






Me encanta Montreal.

3 comentarios:

Artur | 7 de noviembre de 2010, 18:44

Seguro que esa mujer es como Mama, la de Futurama!! Tras las cámaras se quitará la máscara de mujer rechoncha y será escuálida, cabrona y fumadora compulsiva.

No sé si te lo he llegado a decir nunca, pero te leo desde el primer día, Giner!! Entro a diario a tu blog desde la pestaña de favoritos a la que está adherido, y cada nuevo post hace palpitar mi sedentario corazoncito de alegría :D La cosa es que nunca comento porque no tengo nada que añadir...pero bueno, hoy simplemente quería que supieras que estamos ahí, cual fans que necesitan hacer saber a su ídolo que no pueden vivir sin él y sin su obra ;).

Un abrazo fuerte Cuquitooooo!!! ^^

ginersito | 8 de noviembre de 2010, 5:43

¡Pero qué amor eres, Artur! Gracias por leer VCEUHDA.
Y sí, estoy seguro de que Cora es muy así, o si no, será como Susan Prieto (Rebeca Diez) detrás de las cámaras, con su botella de vodka en el bolso.

Otro abrazo para ti, Artur!! :D

gargamel | 9 de noviembre de 2010, 6:25

chico mursiélago-go-go

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