La mafia judía

Al final me he tenido que mudar del piso temporal 1 porque su ocupante iba a llegar o mañana u hoy por la noche. Hacer las maletas ha sido un rollo: bien de doblar ropa, mezclar ropa sucia con limpia, secar ropa en el radiador y la parte más divertida, guardar un edredón en una bolsa de plástico al vacío utilizando un aspirador. Todo esto para nada, porque luego para cerrar la maleta me he tenido que sentar encima y he escuchado como el cierre de la bolsa explotaba, dejando salir el aire para comprimirse más. FAIL

Los colombianos me han hecho un brunch de despedida: un revuelto muy rico que llevaba pimiento, varias verduras más que no recuerdo y una longaniza. Qué majos.

Una vez lo tenía todo listo he llamado a un taxi, me he sorprendido de que mi capacidad para expresarme telefónicamente en francés es mejor de lo que creía y me han dicho que en cinco minutos pasaban a por mí.

El taxista era un hombre un poco weirdo que ha resultado ser portugués, y una vez le he dicho que era español ha asumido que entendía todo lo que decía y se ha puesto a hablar sin parar acerca de que a su mujer no le gustaba Canadá, pero que llevaban muchos años viviendo allí, blablablabla y de repente ha dicho: «La mafia judía» y yo he dicho «Ah, ¿que hay mucha mafia por aquí?» y me ha empezado a contar una trama conspiranoide acerca de una supuesta mafia que estaba detrás del ataque a las torres gemelas y de la muerte de JFK y Martin Luther King, detrás de todas las figuras políticas a nivel mundial, hasta del rey de España, e incluso detrás de todas las otras mafias, como la rusa. Y yo pensaba «WTF?» mientras el hombre aseguraba que estaban detrás de todos los comercios y la industria, y que si los políticos no se atenían a sus exigencias, los iban matando lentamente. Brillante. He visto películas de Hollywood con guiones menos imaginativos, aunque ha incurrido en una contradicción, porque en algún momento ha dicho que, para él, «todos los políticos son mafiosos». Finalmente ha concluido diciéndome que «Ahora Barack Obama va muy protegido, con sus aviones privados y sus escoltas, pero como se descuiden... ¡Ras!» *gesto de cortarse el cuello*.

Yo no daba crédito. Creo que tantas horas dentro de un taxi deben volver loco a cualquiera, con este hombre ya lo habían hecho. Luego hemos llegado y mientras el hombre no paraba de hablar acerca de la llave del maletero, que se le había estropeado, yo me planteaba si debía darle propina o no. En base a que me ha devuelto bien el cambio, asumo que no.

Es curioso, porque los taxistas en NYC sí que cobraban su propina siempre. Tendré que preguntar al respecto.

BEWARE.

Ahora estoy quedándome en casa de la lectora de español y sus dos compañeros hasta nuevo aviso. Tengo un contacto de un piso que voy a ver mañana. Me dice que pueden ser tanto habitaciones como un apartamento «depending on your budget». La idea del apartamentito está empezando a convencerme. No quiero tener que bañarme con chanclas o hacer popó en un pasillo en un lugar compartido con vete tú a saber quién.

¡Cruzad los dedos por mí!


1 comentarios:

Kaperucita | 7 de octubre de 2010, 4:20

ME-ENCANTA la idea

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