Del cielo al infierno

PROBLEM?
Esto de los medicamentos y de estar enfermo me está pasando factura a nivel mental, sobre todo durante mis horas de sueño. Esta noche, sin ir más lejos, me he despertado repentinamente porque algo me ha llamado la atención: se escuchaban graznidos. He abierto los ojos súper confuso, apoyado en la almohada y aguzando el oído y he vuelto a oirlos, graznidos de pato, he pensado primero, aunque después me han sonado más a gaviota, porque eran cortos, agudos y frecuentes: hambrientos. Me ha parecido que estaban en el patio interior. El problema es que Montreal, pese a estar rodeada por dos lagos, está en el interior y no es costera y no suele haber gaviotas en esta parte de la ciudad. 


La inventora del oxígeno y una amiga negrita
Pasado el sobresalto me he vuelto a dormir y he soñado que estaba en mi casa, en Valencia, disfrutando de una agradable y abundante cena familiar. Salía a la calle y me encontraba con Rafa y con Pilar, iban vestidos de una manera bastante peculiar y por lo visto íbamos a salir de fiesta. Era mi despedida de España. Rafa me decía que se trataba de una fiesta temática yiddish (que es un idioma judío). Ambos llevaban un gorro cónico, a medio camino entre alguno de los últimos looks de Lady Gaga y el típico gorro de recolector de arroz chino o vietnamita, de color negro y con un pañuelo anudado bajo el cuello. Rafa llevaba una torera de manga larga de la que, en vez de flecos, colgaban plumas de tela, lo que me pareció lo más. Iban bastante esperpénticos, pero tal vez porque era todo en tonos negros u oscuros sí que llegaba a remitir a algún aspecto de la cultura judía.

Estaban súper cariñosos y simpáticos conmigo por eso de que era la despedida. Yo le decía a Rafa: «Si quieres más complementos yiddish, ésa es tu tienda.» Y señalaba una tienda detrás de él en la que se vendían objetos judíos y de Oriente Medio (dréidels, menoras, bisutería con la estrella de David, bolsos...). Y éste se iba corriendo y se estampaba contra el escaparate, gritando «MI DIOS VENGADOR», mientras le daba besos al cristal.

Lidia: Become a fan.*
En medio de todo esto aparecía Lidia entre la multitud, gritando mi nombre, venía corriendo, saltaba y yo la cogía al vuelo. Llevaba uno de sus looks más característicos: una blusa como de seda con un estampado genial en color azul oscuro, una minifalda de tubo negra brillante bastante altita y medias negras con estampado complejo. Y tacones, por supuesto. Me llama la atención que al principio llevase unas gafas de sol circulares, pese a ser de noche. Parece ser que ella también viene a la fiesta yiddish. A todo esto, yo aún no he decidido qué ponerme. De repente nos cruzamos con un tropel de modernos que van andando en todas direcciones. Me suenan las caras de algunos, pero son Rafa y Lidia los que indudablemente saludan a diestro y siniestro. Me presentan a algunas personas y quedamos en que luego nos veremos en la disco. Es un sueño bastante vívido.

Creo que aquí me he vuelto a despertar, desorientado, no había ni rastro de los graznidos, he mirado la hora y eran las 6 y pico de la mañana. He pensado, mientras me adormecía, qué hora sería para Jose y me he justificado pensando que yo tenía que dormir más horas aunque para él fuesen las 12 porque yo me dormí más tarde. Delirios.

Esta vez he vuelto a soñar. Estaba en casa de mi abuela, habíamos ido mi madre y yo a comer con ella. No sé si había algún familiar más. La comida propiamente ya había acabado y mientras ellos hacían la sobremesa charlando en el comedor yo me paseaba por la casa, escuchando música en el iPod con mis auriculares Bose, que en mi sueño funcionaban perfectamente, pero que en la realidad están rotos de un auricular y me parte el corazón. (Nota mental: tengo que llevarlos a reparar, ojalá se pueda). En un momento dado me ponía a ver la tele, ponía algún canal de música de ONO de esos que teníamos antaño en casa como SOL música y constataba que por lo visto estaban haciendo un maratón de vídeos cutrones y súper low budget, de esos que sólo ponen a partir de las 3.30h de la madrugada porque nadie está mirando. Todo muy en la onda de música electrónica del Este y remakes del tema de Superdetective en Hollywood versión maquinola. Una delicia, vamos.

Llega mi madre, se para junto al televisor, mira la pantalla y me dirige una mirada de asco muy elocuente que significa «¿pero qué horror estás mirando?». Estoy de acuerdo con ella y me pongo a hacer zapping. La mayoría de canales me indican que mi abuela no ha pagado por tener ese servicio y que por lo tanto no están disponibles. Imagino que ella tiene el paquete básico de canales. De repente empiezan a aparecer canales porno non-stop, con una chica arrodillada entre dos varones. Momento awkward. Cambio con rapidez, pero a estas cosas modernas les cuesta mucho cambiar de canal. Lo único que aparece ahora en todas las cadenas es la moza bien acompañada o su variante homo, que es en concreto la peli Heaven to Hell. Me siento lo peor por conocerla. Y los canales cambian cada vez más despacio. Además, la puerta de la calle está abierta y hay alguien que está subiendo en el ascensor...

Aquí me he despertado. Bastante flipado con mi actividad cerebral y pensando que las gaviotas habían sido producto de mi imaginación. Descarto la idea de los medicamentos, porque estoy tomándome algún Gelocatilcito de vez en cuando, ¡ni que fuese un Valium 5!

*Disclaimer: esta foto no me pertenece, soy tan stalker que he buscado el nombre de la susodicha en Google Images y me ha aparecido. ¡RABO! Qué calladito se lo tenía, pero si es una foto de esas que te hacen querer gritar «¡Diva!».

1 comentarios:

Jose | 3 de marzo de 2011, 8:58

Diva Diva y Diva! Qué guapa Lidia. Oye, y qué quiere decir ese deseo interior de mirar pornaco con tu madre mientras un voyeur os mira desde la puerta?!?!?! No conocía esa faceta tuya...... me da miedo! xD

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