Minutos musicales presenta: Raffaella Carrà

En los últimos días, no se sabe muy bien por qué, me ha entrado una fiebre inaudita que consiste en escuchar a Raffaella Carrà como nunca antes lo había hecho. No me malentiendan, que a mí esta señora siempre me ha caído simpática, de hecho tengo recuerdos de mi más tierna infancia con ella saliendo en la tele, bailando con ropa provocativa pero todo por el showbusiness, nada de manera gratuita.

Y es que Raffaella era puro espectáculo. Yo la tenía un poco como la típica artista con canciones que los mariquitas y las modernas amaban por su superficialidad y por ser un claro alegato en pro de entregarse al amor y a los placeres carnales. Cuando sonaba una canción de Raffaella de repente equivalía a un gran subidón y a una buena dosis de diversión, pero de ahí no pasaba. Era algo anecdótico, frívolo, puramente pop.

De manera un poco casual, me enteré la semana pasada de que el célebre compositor Carlos Berlanga le había compuesto una canción a Raffaella que yo no conocía, titulada No pensar en ti. De una mezcla tan petarda y genial sólo podía salir un temazo, y efectivamente así fue.


Esta actuación es puro oro. Nos muestra a una Raffaella altiva, una gacela herida, que, tras obsesionarse con un amor, se dice que tiene que olvidarlo y se pasa las noches en vela pensando que tiene que dejar de pensar en él. Tremenda paradoja. El outfit de la actuación es tendencia pura, las hombreracas, los pendientes de brillantes, la falda entallada que se abre en la parte inferior y ella venga a dar vueltas como una peonza. En riguroso playback, eso sí. Los movimientos que hace con los brazos son puro arte y demuestran que Raffaella no era sólo una cara bonita cantando canciones picantes con el plus de ser exótica y extranjera, muestran la sensibilidad de una artista de verdad.

Y es que Raffaella empezó su carrera como bailarina, aunque de pequeña, debido a su desparpajo, había hecho sus pinitos en el mundo del cine. Tras su formación como bailarina, Raffaella interpreta medianos y pequeños papeles en una quincena de películas italianas y viaja a los EE UU, donde participará en la película El coronel Von Ryan, con estrellas de la talla de Frank Sinatra.

Su incursión en el mundo del cine francamente no me interesa, creo que Raffaella Carrà dejó su huella más profunda en el mundo de la canción, como cantante y performer.
¿Se puede ser más Gaga?

Tras su periplo por el extranjero, Raffaella queda fascinada con la opulencia del cabaret parisino Lido y con la nueva ola de los grandes musicales como Hair, que triunfaban en el extranjero. Es así como Raffaella llega a sus primeras apariciones en televisión, donde deslumbra a todos con su movimiento de cabeza marca de la casa, su inconfundible melena y sus pasos de baile, que la distancian de las bailarinas formales estáticas conocidas hasta la fecha.

Raffaella pronto se convierte en una estrella en su país natal, trayendo consigo la polémica, como toda buena estrella del pop. El Papa la censura por la provocación que supone en aquel momento el hecho de que Raffaella lleve su ombligo al descubierto en una actuación (recordemos que eso en los años 70 era toda una transgresión, sobre todo para la Iglesia, que vive anclada en el Pleistoceno). En su país tiene un gran éxito, situándose rápidamente como una de las estrellas más deslumbrantes, pero tal y como dice su Wikipedia, «pronto, la ambiciosa cantante, bailarina y presentadora comienza a soñar con otros horizontes».

Y long story short, la Carrà logra triunfar en España y en Latinoamérica. Lo que yo quería reivindicar en este post es el hecho de que Raffaella fue una artista transgresora en su época y que nos ha dejado pequeñas joyas pop que hay que entenderlas como lo que son, canciones de letras más o menos frívolas pero con un gran sentimiento y muy pegadizas. Encuentro similitudes entre la Carrà en materia de vestuarios, letras de canciones, actuaciones y Lady Gaga, que podría fácilmente ser su equivalente actual. Las canciones de la Carrà también iban enfocadas, sutil o descaradamente, a atraer al público gay, principal base de cualquier estrella femenina del pop. Esto se demuestra por ejemplo en la canción Lucas, que desde un punto de vista falsamente naïf, cuenta la historia de un chico de «cabellos de oro», del que Raffaella está enamorada «casi con locura» hasta que un día lo ve, desde su ventana abrazado a un desconocido, y esto la desconcierta, preguntándose si se tratará de un viejo amigo. Ay, Raffaella, qué gran duda. Finalmente, al chico no lo vuelve a ver, y eso que ella le había sido fiel a tope y a pesar de considerarse una mujer «atrayente».

Por cierto, mientras que en España en aquella época Raffaella tenía vía libre para hablar de temas un poco risqué (hacer el amor), en Latinoamérica estas letras eran censuradas. Ejemplo:

España, Hay que venir al sur

Para hacer bien el amor hay que venir al sur
Para hacer bien el amor iré donde estás tú
Sin amantes, ¿quién se puede consolar?
Sin amantes esta vida es infernal

Para hacer bien el amor hay que venir al sur
Lo importante es que lo hagas con quien quieras tú
Y si te deja no lo pienses más
Búscate otro más bueno
Vuélvete a enamorar


Latinoamérica, Hay que venir al sur

Para enamorarse bien hay que venir al sur
Para enamorarse bien iré donde estás tú
Sin amores, ¿quién se puede consolar?
Sin amores esta vida es infernal

Para enamorarse bien hay que venir al sur
Lo importante es que tu vayas cuando quieras tú
Y si sufres no lo pienses más
Espera a que te pase
Y vuélvete a enamorar

Un horror de puritanismo que convierte una letra descarada y divertida en un pastiche familiar sin alma. Qué mala es la censura en todas sus vertientes. Y me imagino a la pobre Raff teniendo que acordarse de estas pequeñas variaciones sin ser su lengua materna además de las coreografías. Normal que la mujer hiciese playback. Con razón...

Raffaella se ríe de Janeiro
También las baladas de Raffaella, si bien menos conocidas, son interesantes, desde la desgarrada Perdonémonos, una joya para todos los que disfrutan de la canción melódica. La letra es graciosa pues Raffaella sufre imaginándose a su mozo con una de sus amigas y se pregunta qué demonios le dará ella que no le pueda dar Raffaella tres veces mejor, cuando «mis manos vuelan sobre ti, cuando gritas junto a mí». Raffaella le promete que cambiará, que ya no se maquillará más (¿?) pero a cambio de que él deje a esa mujer (pronunciado con desdén). Todo muy teen y muy desesperado. Me encanta. Luego también está la balada Io ti amo, que empieza algo ñoña, como una nana, pero que luego entra un ritmillo de lo más agradable, súper 70's.

Para terminar quiero decir que creo que si Raffaella hubiese sido norteamericana habría sido todo un icono, porque la chica tenía madera y aún sigue siendo uno de los personajes más entrañables, al menos en España. Pero al ser italiana se la tomó más bien como una moda, un divertimento temporal, una anécdota pop. Al menos nos queda su legado.

¡VIVA RAFFAELLA!

1 comentarios:

gargamel | 3 de diciembre de 2010, 10:02

es una artistaza, aún recuerdo de pequeña su programa ¡Hola Raffaella!... ¿La viste en la gala de pre-Eurovisión del año del Chikilicuatre?

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