El vigilante y una fiesta flamenca

Domingos, día de resaca  y de vegetar en la cama por antonomasia y yo que entro en mi blog para comentar algunas vivencias.

Ayer por la tarde-noche había sido invitado a un evento festivo por parte del consulado español. Se trataba de una celebración con motivo de la declaración, por parte de la UNESCO, del flamenco, los castells, el canto de la Sibila balear (¿?) y la dieta mediterránea como patrimonio de la humanidad. Me habían dicho que iba a ser un fiestón, y cuando entré en el lugar (era una iglesia, con su correspondiente olor a viejo y a cerrado) me temí lo peor. 

El espectáculo no estuvo tan mal, a pesar de que fueron hora y pico de jotas, bailes flamencos, castells, cante y castañuelas. Todo muy folclórico. En la oscuridad de la sala me imaginaba a Mire, horrorizada, contemplando el show. Había una mujer cerca de donde yo estaba sentado que, a pesar de no ser del staff del evento, cada pausa lanzaba gritos al escenario tipo: «¡Olé!» «¡Vámonoh!» «¡Qué arte, madre mía!» «Qué bonito, ea». A veces me moría de la vergüenza ajena cada vez que dicha mujer daba rienda suelta a sus emociones de manera tan verbal, otras simplemente me meaba de risa por el surrealismo y por lo profundo de la situación. 


También me di cuenta de que en Montreal hay una gran colonia de ancianos españoles, pero mucha gente. Muchos de ellos emigraron hace muchos años buscando una vida mejor y se casaron aquí o tuvieron hijos. Estos hijos se sienten canadienses full time y no quieren irse a España, y mientras sus padres conservan una visión un tanto idealizada de la tierra que dejaron atrás, pero se consideran mayores para volver. Es una situación extraña.


Después de eso fuimos a una casa con otros españoles a beber y después a un pub llamado L'hemisphère gauche. No estuvo mal, me divertí bastante y no me sentí solo entre la gente, como me pasó en el cóctel del departamento y como me pasa otras veces y eso es de agradecer, porque es una sensación muy deprimente.


El viernes tuve que vigilar un examen de traducción de una profesora española a la que estaban operando. Fui a recoger el ordenador que había reservado para que los alumnos pobres sin portátil pudiesen consultar dudas de vocabulario y documentarse y me dicen que no hay ningún ordenador reservado. Confusión. Finalmente me prestan uno. Llego a la sala y el ordenador me pide la clave para iniciar sesión. Yo, que no soy ni estudiante, ni profesor no tengo clave. Los estudiantes me miran, analizándome, y lo que ven es a un chico de su edad (más joven que alguno de ellos) con una camisa de cuadros que acaba de entrar y se ha colocado en la mesa del profesor. El ordenador que no va, le pido a uno de los de primera mesa que intente entrar con su código, el suyo tampoco va. Una alumna, a la que identifico rápidamente como la teacher's pet, trae a otra profesora, pero su código tampoco va. Me dirijo a la clase, les pregunto si van a necesitar el ordenador y afortunadamente me dicen que no.
Post patrocinado por Becky, la teacher's pet de Sue Sylvester
y a la sazón uno de mis personajes favoritos de esta temporada de Glee


Pongo la hora a la que va a acabar el examen en la pizarra y comienzo a repartir las hojas del examen. Tengo que pedir silencio un par de veces porque no se callan y no me parece serio. Los nervios actúan en mí de manera que me pongo muy serio y algo agresivo, así que de repente comienzan todos a respetarme y se callan. Cuando reparto las hojas una alumna latina dice que a son y diez, a modo de protesta por la hora, les digo que tengo en cuenta ese tiempo para la hora de finalizar el examen.


Miro el examen, es un texto facilísimo, de tipo general. Un artículo acerca de los fumadores o alguna chorrada por el estilo, un tema bien sobado y manido. No hay ninguna dificultad especial ni ningún posible problema de traducción. Está tirado, son tres párrafos y medio y tienen TRES horas de examen consultando todo tipo de recursos excepto, evidentemente, el messenger, el correo electrónico, mensajes de texto, etc. Me paseo vigilando que no se estén copiando ni haciendo nada ilegal. Compruebo que son bastante legales, o eso o no me entero de que se copian, que podría ser.


Me siento en la mesa, están todos trabajando y me quedan tres horas por delante, no me he traído un libro, el ordenador no funciona y no tengo absolutamente nada con qué distraerme, horreur. Los exámenes y las clases en Norteamérica son muy dantescas. Durante el examen, los alumnos beben zumo, se comen un plátano, una pega sorbos a una pepsi, otra se come una ensalada de fruta...


La teacher's pet entrega el examen la primera con diferencia y se marcha. A simple vista puedo ver que está bastante bien. Tras la espera, una alumna entrega el examen en el último minuto. Me entran ganas de decirle que ya le vale, pero no, me lo callo, que yo soy muy educado y muy diplomático.


Es interesante ver las cosas desde el otro lado del pupitre.



2 comentarios:

gargamel | 13 de diciembre de 2010, 14:21

Becky disfrazada del perro Max junto al Grinch Sue. GRANDIOSO.

Mireia | 17 de diciembre de 2010, 13:27

JAJAJAJA me acabo de imaginar a mí misma con expresión de horror, abriendo y cerrando la boca como un pececito y diciendo: «pero, pero, pero...». EMBOLIA.

Dicho esto, totalmente de acuerdo, cambian mucho las cosas cuando eres el profe.

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